ESTRATEGIAS PEDAGÓGICAS PARA ATENDER NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES

ESTRATEGIAS PEDAGÓGICAS PARA ATENDER NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES

La igualdad de oportunidades a nivel educativo es un reto en el que se ha trabajado desde hace algún tiempo, pero es un objetivo difícil de conseguir. Para lograrlo es necesario hacer cambios que permitan que la educación cubra las necesidades de cada estudiante. Los entornos tienen que cambiar para que se incluya a las personas con NEE, ofreciéndoles condiciones para su desarrollo completo. La inclusión educativa promueve ver a cada perso­na como un ser diferente y único, valorar las diferencias y dar importancia a las necesidades de cada estudiante.

“Cada niño tiene características, intereses, capacidades y necesidades que son propias; si el derecho a la educación significa algo, se deben diseñar los sistemas educativos y desarrollar los programas de modo que tengan en cuenta toda la gama de esas diferentes características y necesidades” (Unesco, 1994: VIII).

Existe un sinnúmero de estrategias que se pueden utilizar para introducir cambios concretos a favor de la inclusión. Sin embargo, antes de analizar las aplicaciones específicas de las mismas, es necesario comprender algu­nos aspectos generales, como el ambiente del aula, el análisis funcional del comportamiento y otros.

1.       1. ACCIONES DE INTERVENCIÓN DENTRO DEL AULA


1.1. Un ambiente adecuado en el aula

Generar espacios adecuados para el aprendizaje es fundamental para lograr la inclusión de todos los estudiantes. Por ello, la primera condición para aplicar cualquier estrategia es conseguir el ambiente necesario para iniciar un proceso individual o específico.

“Cuando hablamos del ambiente del aula nos referimos a un grupo de va­riables que conforman un entorno propicio para el aprendizaje dentro del salón de clases. Un primer paso, que desafía la creatividad, es la modifi­cación de la estructura física del aula mediante la adaptación de ciertos elementos, de manera que se permita un mejor desarrollo para todos los estudiantes” (Conway, s.f.).

Las aulas tradicionales, con pupitres en fila y con el profesor al frente, es­tablecen una estructura jerárquica que dificulta el aprendizaje de los estu­diantes con NEE, quienes:

• Necesitan trabajos más cortos y pausados.

• Tienen dificultad para retener la información que reciben de un modo auditivo o de manera verbal.

• Tienen dificultad para mantenerse sentados o sin moverse por un perio­do largo.


 *Cómo cambiar el ambiente del aula

-Utilizar material visual y auditivo.

-Hacer que exista movimiento durante la clase.

-Incentivar la investigación del estudiante sobre algún tema.

-Utilizar material sensorial (relacionado al tacto, vista, audición, gusto, olfato, propioceptivo y vestibular).

Estos cambios permitirán dar una atención individualizada a los estudian­tes que requieran ayuda extra.

Establecer estaciones o centros de trabajo facilita abordar diferentes obje­tivos con estudiantes con NEE, sin que ellos dejen de ser parte del grupo, dado que estos objetivos pueden aplicarse a cualquier nivel académico. Es necesario innovar y arriesgarse a implementar actividades diversas y utilizar distintas formas de impartir una materia.



1.2.  Adecuaciones dentro del aula

Cuando hablamos de adecuaciones en el aula no solo nos referimos al material que se puede utilizar para ayudar al estudiante que tiene NEE, sino también a las diferencias que el docente establecerá en la planifi­cación, las actividades y la evaluación, dependiendo de las dificultades y necesidades del estudiante.

EJEMPLOS DE ADAPTACIONES GENERALES APLICADAS A LAS DIFERENTES DISCAPACIDADES

-Dentro de una actividad, adaptar el trabajo al nivel del estudiante (edad de -desarrollo/intelectual).
-Utilizar material manipulativos (matemáticas).

-Utilizar material visual como horarios. Explicar el material y la actividad visualmente.

-Proveer más tiempo en los casos necesarios.

-Evaluar el progreso del estudiante basándose en un objetivo a la vez.

-Utilizar la observación para evaluar el progreso del estudiante.


-Hacer actividades que involucren a los estudiantes como parte activa de su aprendizaje.

-Crear un ambiente positivo en el aula.

-Organizar actividades con más descansos para los estudiantes a quienes les cueste trabajar por un periodo largo.

-Reforzar los comportamientos y los logros de los estudiantes por medio de felicitaciones verbales, físicas u objetos tangibles.

-Motivar un pensamiento crítico y creativo en los estudiantes.

-Aceptar y valorar las diferencias de cada uno.

Si bien los diagnósticos y el conocimiento de los diferentes trastor­nos pueden dar una pauta sobre cuáles son las características de un estudiante, es necesario recordar que cada persona es única y diferente, y que, por tanto, el conocimiento del docente es vital para tomar decisiones adecuadas sobre las mejores estrate­gias que se deben aplicar en cada caso (Greenspan, 2006).

 

1.3.  Canales de comunicación

El profesional

El centro del proceso de inclusión es los estudiantes; sin embargo, el rol del profesional constituye el elemento clave de su éxito. Entonces, es ne­cesario recalcar algunas estrategias a tomar en cuenta para avanzar hacia nuestro objetivo, que es la inclusión.

• La actitud y el interés que demuestren los docentes se relacionan estre­chamente con el vínculo y la confianza que logren con los estudiantes.

• La actitud positiva del profesional se refleja en cada cosa que hace y en el ambiente en el que se desenvuelve la clase.

• La motivación del profesional es clave para trabajar en diferentes estra­tegias, hasta encontrar la adecuada para cada estudiante.

• Es necesario un cambio de mentalidad ante la discapacidad, la diversi­dad y la individualidad del estudiante.

• Utilizar distintos canales de comunicación como estrategias de apoyo es muy recomendable. Crear cadenas comunicativas con el uso de In­ternet (chats, páginas web, páginas informativas del colegio) constituye una ayuda importante; así, los docentes y el grupo de profesionales que conforman una institución educativa pueden encontrar y compartir in­formación acerca de actividades y estrategias para fortalecer sus com­petencias y poner en práctica procesos inclusivos.

LA INCLUSIÓN


Es un conjunto de procesos y de acciones orientados a eliminar o minimizar las barreras que dificultan el aprendizaje y la participación. El instructor debe aplicar este concepto en el aula y la escuela. El aula constituye un espacio de comunicación, relaciones e intercambio de experiencias entre alumnos e instructores, en el que todos los participantes se benefician de la diversidad de ideas, gustos, intereses, habilidades y necesidades de todos los alumnos, al igual que de la variedad de experiencias de aprendizaje que el instructor utiliza para propiciar la autonomía y promover la creación de relaciones afectivas que favorecen un clima de trabajo estimulante. Si el instructor imprime en su práctica educativa la diversificación y el dinamismo para responder a las necesidades escolares y encuentra los satisfactores adecuados, entonces su práctica se califica como incluyente. El manejo de nuevas técnicas y procedimientos de enseñanza, el uso variado de los materiales, la organización de diferentes dinámicas de trabajo, la selección de espacios de aprendizaje y la realización de adecuaciones al programa de trabajo contribuyen a enriquecer el grupo escolar, incluido al alumno con discapacidad.

Bibliografía

Ecuador, M. d. (2013). Obtenido de https://educacion.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2019/05/Guia-de-estrategias-pedagogicas-para-atender-necesidades-educativas-especiales-en-el-aula.pdf

 Elaborado por: Kathia Del Carmen Granda Román.

 

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